La dilatación térmica, ese gran desconocido
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Al agua en la edificación hay que tenerle mucho respeto, y a la que viene descontrolada desde el cielo, más. Hay que tomarse muy en serio el diseño y la ejecución de soluciones que garanticen que toda el agua que llega a nuestro edificio sale por los conductos previstos para tal fin, ya que, de lo contrario, un mal diseño puede volverse en nuestra contra. Hasta límites que no llegamos a imaginar.
Debido a la profesión que vengo ejerciendo desde hace ya 12 años, estoy especialmente sensibilizado con la materia. Veo casi a diario las consecuencias de la entrada de agua por impermeabilizaciones mal diseñadas, mal ejecutadas, y lo que es peor, reparaciones de impermeabilizaciones peor diseñadas y, como no podría ser menos, ejecutadas acorde al diseño.
Tal fue el caso de la reparación de la impermeabilización de las cubiertas de un instituto cercano a Sevilla. Según me contaba el que fuera mi mentor en la materia, D. Miguel Ángel Soler, hubo en Sevilla una temporada allá por el año 92 en la que alguien decidió reparar la gran mayoría de cubiertas de colegios e institutos empleando láminas de PVC.
Generalmente, el sistema empleado era el mismo. Sobre la cubierta de solería 14×28 se colocaba un geotextil de separación, la impermeabilización mediante lámina de PVC apta para intemperie, de nuevo geotextil de separación, aislamiento de 30 mm, geotextil de separación y capa de protección pesada de grava.
Pasados los años, el instituto comunica al servicio técnico del organismo oficial competente la gran cantidad de agua que entra en las aulas. He de deciros que, acostumbrado que estoy a ver entradas escandalosas de agua, esta la pongo de ejemplo como de las más asombrosas vistas en todos los años de carrera profesional. El instituto tiene dos plantas y, literalmente, las escaleras de acceso se convertían en cascadas en los días de lluvia más o menos intensa.
Nuestra cubierta, reparada con el sistema antes descrito. Subimos a realizar la inspección inicial y nos encontramos con esto:
Sí, la impermeabilización está hecha un churro, pero bueno, tampoco es para que entre agua a mantas.
La correcta colocación se realiza anclando mecánicamente la terminación de la lámina de PVC en horizontal, sobre la que se suelda el faldón vertical. Este faldón además se pega mediante cola de contacto al paramento vertical y se remata en el perfil colaminado específico de este tipo de impermeabilizaciones. En nuestro caso, este perfil se colocó a media altura del paramento vertical, terminando el resto mediante pintura de caucho y armadura que solapaba con lo anterior. Minimizamos la exposición del PVC al sol y tapamos además el que queda visible.
¿Que conseguimos con esto? evitar el contagio de ambas láminas en su proceso de acortamiento. A la lámina vertical se le da además algo de holgura, al igual que a la horizontal.
Hoy en día, esta problemática de las láminas de PVC está bastante acotada, aunque no eliminada. El proceso de colocación debe ser el mismo, aún a sabiendas que la lámina no encogerá tanto como las primeras.
Como decía un amigo mío, para hacer una buena paella, hacen falta dos cosas: buenos ingredientes y buenos cocineros.