2.- Revestimiento final de piezas cerámicas cuadradas de 15×15 (en algunos casos vidriadas y en otros no), tomadas con lo que parece ser un mortero bastardo de cal. Todo ello forma un motivo que se va repitiendo sobre la superficie. Data igualmente del año 92. Las piezas originales no aparecen. Las actuales se imitan con piezas cerámicas 14×28 cortadas a la mitad. No hay juntas de dilatación.
Previo a la llegada a la linterna, aparecen huecos redondos en todo el paralelo, que actualmente están tapados con lámina asfáltica acabada en aluminio gofrado.
Respecto a la patología, un tercio de la cúpula aparece con el revestimiento en el suelo y la impermeabilización a la vista. Se revisa el resto de la cúpula y no se aprecian indicios de que el desprendimiento pueda repetirse. Sólo pequeños conatos de piezas cerámicas sueltas de la base y agarrada con sus piezas hermanas. Observamos que la zona dañada coincide en orientación este-oeste.
La cúpula no tiene elementos de sombra alrededor.
Con todas estas cartas en la mesa, vamos a proceder a ordenarlas:
La primera pregunta que se te viene a la cabeza es por qué el resto de la cúpula esta en mejores condiciones. Para buscar la respuesta, enlazamos dos conceptos anteriormente referidos: Las piezas cerámicas no tienen juntas y la zona dañada coincide con el recorrido del sol desde que sale hasta que se pone. Resultado, la acción de la temperatura, más acusada en esa zona, provoca una dilatación que despega las piezas del soporte. Parece que nos acercamos. No termina de quedar claro por qué ha terminado en el suelo en una superficie tan grande. Suma que, al estar las piezas colocadas “al hilo”, se favorece el efecto dominó. Seguimos.
¿Qué provoca la mala adherencia entre el mortero y la impermeabilización? El planteamiento de base es acertado. Sabemos que sobre las láminas asfálticas, el mortero no tiene adherencia, así que, espolvorear con árido de pizarra a imitación de las láminas autoprotegidas parece una buena solución, salvo por un detalle:
El árido de pizarra presenta gránulos minerales planos. Con algo de suerte, cuando realizamos el espolvoreo, algunos caerán perpendiculares, pero, la gran mayoría, seguramente quedarán paralelos. Sí, hemos creado una superficie más adherente (está claro que sobre la pizarra hay mejor adherencia que sobre el asfalto), pero no estamos aprovechando la rugosidad de la superficie.
Parece que vamos enlazando las causas. Las piezas se han despegado por la acción de la temperatura, más que en otras zonas. Está claro que la adherencia no era la más idónea por la solución elegida.
Parece que ya lo tenemos, aunque, a mi me sigue quedando un cabo sin atar. ¿Por qué se ha caído? Podrían haber aparecido simplemente bultos. En una superficie redonda, se le supone cierta capacidad de arriostramiento de conjunto a los elementos que lo componen. La prueba empírica es que, las condiciones que causan la falta de adherencia se repiten en toda la superficie y sólo esta se ha caído.
Hay un detalle más que parece inclinar la balanza hacia la zona que estamos analizando. Toda la superficie del revestimiento no se comporta igual respecto a la temperatura, ya que, como hemos referido antes, el paralelo superior está impermeabilizado con lámina asfáltica acabada en aluminio gofrado, que, aunque mermado con el tiempo, tiene poder reflectante. Esto contribuirá a que, en esa zona, haya bastantes grados menos, lo que hace que, la dilatación sea diferencial entre ambos elementos. Esto se produce donde las piezas estan en menor equilibrio, ya que es la zona en la que empiezan a estar más horizontales que verticales, provocando el desprendimiento que inicia la cadena. El agua de lluvia hace el resto.
Resultado: el agua de lluvia en ese punto cambia de plano, es decir, pasa de navegar sobre la solería a navegar bajo ella, degradando la maltrecha adherencia entre el mortero de agarre y la impermeabilización. La diferencia de temperatura es el empujoncito que inicia el desprendimiento de toda la superficie.
Con todas las cartas ordenadas, procedemos a plantear la solución:
1.- Eliminación de lo actual, a ser posible hasta el soporte base, mediante aplicación de chorro de arena. Esto último, a priori no está tan claro, ya que, pueden quedar restos de la brea epoxi sobre el soporte por absorción del propio hormigón. Lo tenemos en cuenta para el siguiente paso.
2.- Con la alerta anterior, aquí se plantean varias alternativas para la elección del sistema de impermeabilización:
2.1.- Impermeabilización mediante aplicación de dos capas de brea epoxi.
2.2.- Impermeabilización mediante aplicación de dos capas de brea epoxi y colocación de geotextil no tejido como armadura del conjunto.
2.3.- Impermeabilización mediante aplicación de dos capas de poliuretano monocomponente.
En todos los sistemas, el acabado era con árido de sílice espolvoreado sobre la superficie fresca. El árido de sílice generalmente es redondo, por lo que, mejoramos la elección inicial del árido de pizarra.
3.- La impermeabilización anterior, en todos los casos y en unos más que en otros, confiere cierta elasticidad. Dicha elasticidad es buena con respecto a las dilataciones, pero promueve la aparición de fisuras en las capas superiores, evidentemente menos flexibles. Para ello, en pro de atenuar dicha flexibilidad hasta llegar a la capa más rígida (las piezas cerámicas), se propone la creación de una capa intermedia de 1,5 a 2 cms de mortero hidrófugo en capa gruesa armado con una malla de fibra de vidrio. Con esto flexibilizamos en parte el mortero, ya que, la malla arriostra el conjunto, por lo que, se reparte el diferencial de flexibilidad entre ambos elementos. La impermeabilización queda “encorsetada” con una capa bien adherida, lista para recibir el revestimiento cerámico de terminación.
4.- Sobre esta capa, simplemente, la colocación del revestimiento cerámico con cemento cola flexible.
5.- Impermeabilización de los lucernarios y el pasillo de la base de al cúpula, mediante aplicación de pintura de caucho acrílica armada con fibra de poliéster, en color siena, en imitación al color de la solería 14×28 tipo Bonares.
No hay problema con las cotas, puesto que, en el espesor del mortero bastardo, hemos metido las dos capas anteriores.
Con las tres propuestas, realizamos tres muestras en la zona donde más irradiaba el sol durante más tiempo. En las muestras, simplemente se decapó parte de la impermeabilización actual con calor para imitar los posibles restos de asfalto en la superficie.